¿Es el jugo de cactus venenoso?
Contenidos
Para empezar, no son realmente espinas. Son un tipo especial de hoja de la planta llamada “espina”. Y son habituales en muchos cactus. De todos modos, como esto no es un artículo académico, vamos a seguir con las espinas de los cactus.
Puede que hayas hecho todo lo posible por evitarlas, pero aquí estás. Has tenido que soportar sus puntas afiladas. Aparte del aparente pinchazo en la piel y de la irritación que lo acompaña, te preguntas si hay veneno.
La respuesta directa es no. Pero dependiendo del tipo de cactus que haya entrado en contacto con tu piel, los efectos pueden ser más profundos de lo que imaginas. Es decir, las puñaladas de la espina dorsal pueden causar diversos grados de gravedad, desde sólo provocar heridas leves que se curan con el tiempo hasta abrir vías a infecciones graves, sobre todo si se dejan alojadas en la piel durante mucho tiempo.
En su mayor parte, van de largas a medianas, están bien adheridas a la planta y se producen solas. En el caso de éstas, la única forma de arrancarlas es rompiéndolas. Y son las que comúnmente se denominan espinas.
Información adicional
Raúl Puente-Martínez ha sido atravesado por un buen número de agujas de cactus en su tiempo. Como botánico investigador y conservador de las colecciones vivas del Jardín Botánico del Desierto de Phoenix, lleva décadas estudiando las chumberas y las chollas, famosas por sus espinas. Sin embargo, el peor ataque de chollas que ha presenciado se produjo cuando estaba de excursión con varios amigos en México. Mientras paseaban por un bosque de chollas, uno de los excursionistas descubrió un trozo de cactus clavado en la punta de su zapato. Intentó patear el pie para desprender el espinoso autoestopista. La mayor parte del cactus salió volando, incluido un trozo que salió disparado y se clavó en el labio superior del hombre.
Por suerte, Puente-Martínez tiene mucha práctica en la extracción de espinas. “Se podía ver que estaban muy dentro de su labio”, recuerda. “Cada vez que sacaba una, salía un pequeño chorro de sangre del agujero; eso era bastante malo”.
La mayoría de los encuentros con cactus no son tan angustiosos. Pero los cactus son omnipresentes en algunas partes del desierto, por no hablar de su popularidad como plantas de interior. Han desarrollado una gran variedad de espinas para prosperar en el implacable desierto y algunos pueden atraparte más fácilmente que otros. También pueden causar complicaciones dolorosas. Así que es una buena idea prepararse para una crisis de cactus. Por suerte, Puente-Martínez y otros expertos en cactus pueden ofrecer una serie de consejos para eliminar las espinas basados en su experiencia.
Granuloma de cactus
No se conocen especies de cactus que posean espinas venenosas. La irritación, el enrojecimiento y la infección causados por las espinas de los cactus son normalmente el resultado de bacterias o de pequeñas púas parecidas a pelos que quedan alojadas en la piel después de extraer las espinas.Además de las infecciones bacterianas, las heridas punzantes profundas causadas por las espinas de los cactus conllevan el riesgo de tétanos. Aunque el veneno no es una preocupación cuando se trata de espinas de cactus, hay muchas buenas razones para extraerlas rápidamente. Estas espinas suelen tener púas que se alojan en la piel de los animales. Esas mismas púas se desprenden con facilidad y pueden quedarse en un dedo o en la palma de la mano hasta entrar en contacto con tejidos más blandos, como la boca o el ojo. Las púas de los cactus pueden ser extremadamente finas, pequeñas y afiladas, lo que provoca una inflamación y causa un grave riesgo, especialmente en el tejido ocular.Algunos cactus también producen frutos, que a menudo contienen sus semillas. Para evitar que se coman esas semillas, también suelen estar cubiertas por espinas o finas púas. Si se comen sin las debidas precauciones, estas finas púas pueden alojarse en la garganta, el revestimiento del estómago o los intestinos. Además de las toxinas que puede contener el propio fruto, las espinas presentan un peligro secundario de infección.
Fotos de cactus venenosos
Tal vez estés a veinte millas del pavimento, caminando a través de un estrecho cañón del desierto. O tal vez, a los dos martinis de la fiesta de tu tía, te equivoques al atravesar su jardín de suculentas. Tanto si te encuentran en la naturaleza como en el jardín botánico, las espinas de los cactus pueden doler, y los pequeños peludos llamados gloquidios pueden suponer un riesgo para tu salud si no tienes cuidado. Lo mejor es evitar el contacto con las espinas de los cactus, pero si no lo consigues, te explicamos cómo reparar el daño. Hay dos tipos básicos de espinas de cactus: las robustas, que poseen la mayoría de los cactus, y que se tratan de la misma manera que una astilla, y los mencionados gloquidios, que requieren un método de extracción totalmente diferente.
GloquidiosNo existe una única herida de gloquidios. Si te penetra un gloquidio en la piel, lo más probable es que haya venido con varios cientos de sus amigos. Los gloquidios se desprenden con una ligera brisa, se abren camino en tu piel hasta lo que sería su empuñadura si tuvieran empuñaduras, y sus ejes tienen púas para que sea más difícil extraerlos de lo que debería ser.La buena noticia es que sólo hay unos pocos tipos de cactus que tienen gloquidios: las chumberas y la cholla. La mala noticia es que hay muchas chumberas y chollas por ahí. La peor noticia es que incluso los medios más eficaces para eliminar los gloquidios de la piel tienen una eficacia de alrededor del 95 por ciento, lo que significa que el cinco por ciento de esos gloquidios permanecen. Y las malditas cosas duelen mucho más de lo que su tamaño indica, causando punzadas que van de molestas a insoportables cuando se frota esa parte de la piel de forma equivocada.